Culto y
devoción a los santos y beatos de la Orden Servita
A lo largo de la historia provincial, y ya desde casi sus
inicios, encontramos diferentes elementos y datos que avalan el culto y la
devoción a sus santos (san Peregrín, san Felipe Benicio, santa Juliana, etc). En
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2, en Barcelona existe un colegio de la Orden bajo la advocación de san
Felipe. También en esos primeros años, en Barcelona, comienza a desarrollarse
con fuerza el culto a san Peregrín (del que existe una capilla desde 1616). Su
culto se manifestó en el arte, en los goigs y en la bendición de los panecillos.
Tampoco faltó la devoción y el culto a santa Juliana. A lo largo del siglo XVII
se siguió fortaleciendo el culto a estos santos a través de publicaciones y
ceremonias. Para reverenciar a san Felipe la
administración ciudadana de Barcelona subvencionó parte de los gastos por la
festividad celebrada en 1671 en honor del nuevo Santo, y se
publicó en castellano la ceremonia realizada en Roma. También se publicaron dos
oficios de san Felipe, uno en Valencia y otro en Palma de Mallorca. El
provincial, en 1684, solicita de Roma la posibilidad de recitar el oficio de
san Felipe en España, intercediendo el rey Carlos II ante el Papa para que se
hiciera extensivo a todos sus reinos y dominios el oficio y la misa de san
Felipe. Al año siguiente (1685), sor Ana Dorotea, de las Descalzas de Madrid,
también se sumó a esta iniciativa. En el monasterio del Pie de la Cruz de las
monjas Servitas de Valencia celebraban la fiesta de san Felipe de forma
solemne, es decir pagando la cera, el sermón, el predicador, el confesor, el diácono, la misa y el refresco, a veces, la enramada, otras veces el chocolate
y la nieve, otras la música. No eran los únicos santos venerados, también, se conserva en la biblioteca
de la Universidad de Barcelona un ejemplar de la vida del beato Juan Ángel
Porro, y desde Roma, a las puertas del año 1700, se envían cartas a fray
Feliciano Melich, por si hubiese alguna
cosa que conferir a la causa de la beata Juliana y de los Siete beatos
Fundadores, y especialmente si supiese de algún autor que hubiera escrito sobre
ellos.
San Peregrín de Biosca |
También a lo largo del siglo XVIII, encontramos muestras
del culto y la devoción a los santos Servitas. En 1702 escribe el general pidiendo cuánto dinero puede aportar la
provincia para la estatua de san Felipe que se quiere realizar para la plaza de
San Pedro. En el capítulo provincial de 1710 se establece que todos los
conventos de la provincia provean a la impresión de la vida de san Felipe
Benicio. Dos años después se publica el primer libro, en castellano, sobre este
santo, obra de fray Lorenzo Reymundinez. En el capítulo provincial de 1725, se decreta
que cada
prior elija un fraile para recoger limosnas y emplearlas en los gastos de
canonización del beato Peregrín. Y en los años siguientes se celebraron y
publicaron las ceremonias por la canonización de san Peregrín y la
beatificación de los Siete Santos Fundadores, así como por la canonización de
santa Juliana y la beatificación de Juan Ángel Porro. No solo partirá esta
iniciativa de los frailes servitas, también la Tercera Orden se implicará en
dicha devoción. En 1735, a instancia del rey Católico, fue
extendido el oficio de san Peregrín a los reinos de España. Señalar la
existencia de dos sermones inéditos, uno sobre san Peregrín, escrito en 1740
por fray Vicente María Oliver (O. de M.), y otro, de autor desconocido, sobre
san Felipe Benicio. Tampoco faltaron novenas a san Peregrín o a san Felipe en
diferentes ciudades. La ermita de la Font del Avellá, en Catí, es una muestra
también de la devoción a los santos Servitas (san Felipe, san Peregrín, santa
Juliana y los siete santos fundadores), los cuales están allí representados. No
faltaron muestras de devoción en distintas localidades españolas, como en Benimodo
(Valencia), donde en 1785, san Felipe es proclamado patrón. Fray Bernardo
Cropis escribió sermones sobre san Peregrín y otros frailes anónimos también
escribieron novenarios sobre este santo. En un censo realizado en 1860 en
Pueblo Nuevo del Mar (el actual barrio El Cabanyal–El Canyameral de Valencia)
encontramos que el 1,1 % de sus habitantes se llamaban Peregrín o Peregrina.
Algunos de ellos, los más ancianos, fueron bautizados en el último cuarto del
siglo XVIII.
Durante el siglo XIX, se seguirán actualizando y
publicando libros sobre el santoral servita. En 1806 se publicó el Ordo divini officii, y también el fraile
dominico Antonino Estaper predicó sobre la Orden servita. En 1807, fray Manuel
Romeu, fraile del convento de Ampurias, pide licencia para venerar las
reliquias de la Veracruz y de san Alejo, y varios años después, en 1818, se
publica, en Barcelona el Ad officia propria
Ordinis Servorum Beatae Mariae Virginis additio recentiorum. También se
publica, esta vez en Madrid El verdadero Siervo
de María o Historia del origen de los Servitas. Las monjas servitas del monasterio del Pie de la Cruz de Valencia
celebraron, no solo la festividad de san Felipe, sino también la de los
Santos Fundadores, la del Titular (Al Pie de la Cruz) y la de san Peregrín. En
puertas de la exclaustración fray Antonio Porta predicó: Septenario predicable de los dolores de la
Santísima Virgen : precedido de un sermón sobre los siete BB.PP. fundadores del
Orden de los Siervos de María compuesto por Antonio Porta, y en Gerona, y
tras la exclaustración de los frailes, ve la luz unos Goigs sobre san Peregrín.