jueves, 12 de mayo de 2016


Los laicos servitas. La difusión de la Tercera Orden y la devoción a la Dolorosa


 Siglo XVII

Si bien ya tenemos algún testimonio del movimiento seglar Servita en los conventos españoles a principios del siglo XVII y de la devoción a la Dolorosa, será, a partir de la segunda mitad, cuando se desarrollen plenamente dichas realidades.

En 1660, la cofradía del «Buensuceso» de Barcelona cambia el nombre por «cofradía de los Dolores»; al año siguiente (1661) y, también en Barcelona, se instituye la procesión de los Dolores que se celebra el Domingo de las Palmas. Fray Francisco Epifanio Cedó, dio principio, el 11 de febrero de 1663, a la «Congregación de Terciarios del Hábito según la regla de Martín V», edificando, ese mismo año, un oratorio para los terciarios, donde el altar estaba dedicado a la Virgen de los Dolores. En su Relación, de 1667, fray Fco Epifanio diferencia entre «Terciarios del Hábito» y «Cofradía de los Dolores». También en 1663, todos los días festivos se veneraban los Dolores de la Virgen, en la iglesia de la Santa Cruz del Hospital (Barcelona).

Además de fray Francisco Epifanio, verdadero iniciador y propulsor de tal iniciativa, hubo otro protagonista, Diego de Escolano y Ledesma que siendo obispo de Segovia pidió ser inscrito en la Congregación de Terciarios de Barcelona, y licencia para fundar en Segovia una Congregación, en la parroquia de San Andrés Apóstol (1667). En 1668 fue nombrado arzobispo de Granada, y allí también fundó, en 1668, otra Congregación de Terciarios. El 22 de septiembre de 1670 se le mandan cartas patentes para que participe en los bienes espirituales de la Orden. Entre otras obras señalar su Memorial (1670) que escribió a la reina Mariana de Austria, la cual pidió a la Santa Sede que se pudiera recitar el oficio y celebrar la misa de los Dolores, y gracias a este memorial y la mediación de la reina, el 29 de abril de 1671, Clemente X, concede se pueda celebrar la misa y el oficio de la Virgen de los Dolores en los reinos de España.

La fiesta viene celebrada la feria sexta después del domingo de la Pasión. El 3 de septiembre de 1672 se concede algunas modificaciones sobre la rubricas de esta misa. Después se suceden otras concesiones sobre el oficio y la misa (1673), y el poder recitar el oficio y la misa de las Dolores en la diócesis de Córdoba. Ya en 1739 se concede celebrarla el tercer domingo de septiembre. También en 1672 se publica, en Pamplona, la misa; al año siguiente un oficio en Barcelona y en 1675 otro en Valencia.
            A las iniciales fundaciones de Congregaciones de Terciarios de Barcelona, Segovia y Granada, y las de los conventos de los Servitas en Quart, Vila-rodona, Ampurias y Banyoles, hay que sumarle las que fueron surgiendo por la geografía española como en Motril, Loja y Alhama, Sevilla, Villa de Mora (Teruel), Besalú, Gerona, Cuenca, Gerona, Vic, Solsona, San Hipólito, Cardona, Cervera, Tárrega, Igualada, Villafranca, Martorell, Mataró, Hostalrrich, Figueras, Bisbal, Berga, Bagá, Villanueva de Cubellas, Caldas de Mombuy, Sabadell, Málaga, Arbòs, El Vendrell, Sitjas, San Sadurní de Subirats, Esparguera, Valls, Bellpuig, Torá, Torroella de Mongrí, Olot, Palafrugell, La Seo de Urgel, Manresa, Peralada, Oliana (Urgel), San Hilario Çacalm.
También contribuyeron, entre otros, fray Narciso Madiona, fray Narciso Galindo, y fray Lorenzo Reymundinez, que además de sus empleos dentro de la provincia hizo esfuerzos, no solo, y como ya hemos dicho, para fundar en Madrid, sino para fundar Congregaciones de Terciarios, convirtiéndose en una figura clave de esta nueva realidad, que nace y empieza a extenderse con fuerza en el tercer tercio del siglo XVII.
Hay que añadir a fray José Gaspar Pescara quien, residiendo en Madrid, difundió también la devoción a la Dolorosa publicando un libro y dando el escapulario de los Siete Dolores, según él mismo cuenta, a la reina Mariana de Austria, a sus damas y a la Corte, en la iglesia Real de San Jerónimo de Madrid, incluso al cardenal Savo Mellini, al inquisidor general y al Patriarca.
            En 1684 se manda una carta de hermandad al monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. También desde Madrid escribe Francisco de la Concepción y Urteaga pidiendo bienes espirituales, para las Cofradías de los obispados de Guatemala, Honduras y Nicaragua. Además, la producción bibliográfica española también salió fuera de nuestras fronteras, siendo utilizada por autores como fray Agostino Alevazoli.

 Siglo XVIII

La «familia» Servita siguió extendiéndose, y a ello contribuyeron los frailes y los terciarios, entre los que se encontraban altas dignidades eclesiásticas y nobiliarias. Entre estos podemos también incluir al rey Carlos y a su consorte, quienes según Reymundinez son: «devotos de la Virgen Sacratissima Dolorida en cuyo catalogo entran [...] y las exemplarissimas Magestades de nuestro Augustissimo Emperador de Romanos, y Rey Catholico de España Carlos Tercero de Austria, y de Isabel Christina su carissima Consorte, los quales expressan su ardiente devoción todos los años, viniendo al oratorio de los Congregantes a venerar a la Santissima Virgen, y acompañarla en sus dolorosas angustias».
Continúa la expansión de las Congregaciones de los Dolores que se multiplicarán por la geografía nacional, basta ver los registros de los priores generales para entender la dimensión que tomó este fenómeno. También las monjas Servitas del monasterio del Pie de la Cruz de Valencia, alentaron la Tercera Orden en su ciudad, y los frailes de Barcelona siguieron manifestando y celebrando la devoción a la Dolorosa en la liturgia, incluso personas ajenas a la Orden, como Martín Gorostiza o el franciscano fray Lázaro de León.
            Todo no será un camino de rosas, dándose también problemas como ocurrió con la Congregación de Igualada (1733). Además de nuevas fundaciones como en Tenerife, Pamplona y León, en distintas ciudades españolas (Lérida, Barcelona y Cádiz) se publican obras que hacen referencia a los congregantes y sus devociones, a veces gracias a autores servitas como Zenón Mateo de Sorrivas, quien tradujo una obra del italiano.

 Siglo XIX hasta 1848
Ya en los primeros años del siglo XIX se da permiso para incluir en la Congregación de Terciarios a las religiosas del Monasterio de las Descalzas Reales. También en esos años se publicará un libro sobre la fundación de la Orden, y se mantendrá correspondencia con Sevilla, Córdoba, Madrid, e, incluso, con la Corte. En 1818 se instituyó en Madrid la sociedad de la Tercera Orden, que fue aprobada en 1826 y que comenzará su andadura con la inscripción, en 1830, del rey Fernando VII y su familia entre sus terciarios. Una andadura marcada por la correspondencia con la curia de la Orden y por las publicaciones que se realizaron. En 1820, se publica en Madrid El verdadero siervo de María o Historia del origen de los servitas. Y durante los años siguientes seguirán imprimiéndose distintas publicaciones. Basta recordar las obras del servita fray Antonio Porta, de Vicente Perote o de Martín de Gorostiza. También aparecerán versos, sumarios de indulgencias, novenas y septenarios. El repertorio es inmenso. Señalar que Madoz, en su Diccionario, al referirse a la parroquia de los Santos Juanes de Valencia, dice que hay cofradía de Nuestra Señora de los Dolores.

sábado, 19 de septiembre de 2015


Culto y devoción a los santos y beatos de la Orden Servita
 
A lo largo de la historia provincial, y ya desde casi sus inicios, encontramos diferentes elementos y datos que avalan el culto y la devoción a sus santos (san Peregrín, san Felipe Benicio, santa Juliana, etc). En 161
San Peregrín de Biosca
2, en Barcelona existe un colegio de la Orden bajo la advocación de san Felipe. También en esos primeros años, en Barcelona, comienza a desarrollarse con fuerza el culto a san Peregrín (del que existe una capilla desde 1616). Su culto se manifestó en el arte, en los goigs y en la bendición de los panecillos. Tampoco faltó la devoción y el culto a santa Juliana. A lo largo del siglo XVII se siguió fortaleciendo el culto a estos santos a través de publicaciones y ceremonias. Para reverenciar a san Felipe l
a administración ciudadana de Barcelona subvencionó parte de los gastos por la festividad celebrada en 1671 en honor del nuevo Santo, y se publicó en castellano la ceremonia realizada en Roma. También se publicaron dos oficios de san Felipe, uno en Valencia y otro en Palma de Mallorca. El provincial, en 1684, solicita de Roma la posibilidad de recitar el oficio de san Felipe en España, intercediendo el rey Carlos II ante el Papa para que se hiciera extensivo a todos sus reinos y dominios el oficio y la misa de san Felipe. Al año siguiente (1685), sor Ana Dorotea, de las Descalzas de Madrid, también se sumó a esta iniciativa. En el monasterio del Pie de la Cruz de las monjas Servitas de Valencia celebraban la fiesta de san Felipe de forma solemne, es decir pagando la cera, el sermón, el predicador, el confesor, el diácono, la misa y el refresco, a veces, la enramada, otras veces el chocolate y la nieve, otras la música. No eran los únicos santos venerados, también, se conserva en la biblioteca de la Universidad de Barcelona un ejemplar de la vida del beato Juan Ángel Porro, y desde Roma, a las puertas del año 1700, se envían cartas a fray Feliciano Melich, por si hubiese alguna cosa que conferir a la causa de la beata Juliana y de los Siete beatos Fundadores, y especialmente si supiese de algún autor que hubiera escrito sobre ellos.

Font de l'Avellá

También a lo largo del siglo XVIII, encontramos muestras del culto y la devoción a los santos Servitas. En 1702 escribe el general pidiendo cuánto dinero puede aportar la provincia para la estatua de san Felipe que se quiere realizar para la plaza de San Pedro. En el capítulo provincial de 1710 se establece que todos los conventos de la provincia provean a la impresión de la vida de san Felipe Benicio. Dos años después se publica el primer libro, en castellano, sobre este santo, obra de fray Lorenzo Reymundinez. En el capítulo provincial de 1725, se decreta que cada prior elija un fraile para recoger limosnas y emplearlas en los gastos de canonización del beato Peregrín. Y en los años siguientes se celebraron y publicaron las ceremonias por la canonización de san Peregrín y la beatificación de los Siete Santos Fundadores, así como por la canonización de santa Juliana y la beatificación de Juan Ángel Porro. No solo partirá esta iniciativa de los frailes servitas, también la Tercera Orden se implicará en dicha devoción. En 1735, a instancia del rey Católico, fue extendido el oficio de san Peregrín a los reinos de España. Señalar la existencia de dos sermones inéditos, uno sobre san Peregrín, escrito en 1740 por fray Vicente María Oliver (O. de M.), y otro, de autor desconocido, sobre san Felipe Benicio. Tampoco faltaron novenas a san Peregrín o a san Felipe en diferentes ciudades. La ermita de la Font del Avellá, en Catí, es una muestra también de la devoción a los santos Servitas (san Felipe, san Peregrín, santa Juliana y los siete santos fundadores), los cuales están allí representados. No faltaron muestras de devoción en distintas localidades españolas, como en Benimodo (Valencia), donde en 1785, san Felipe es proclamado patrón. Fray Bernardo Cropis escribió sermones sobre san Peregrín y otros frailes anónimos también escribieron novenarios sobre este santo. En un censo realizado en 1860 en Pueblo Nuevo del Mar (el actual barrio El Cabanyal–El Canyameral de Valencia) encontramos que el 1,1 % de sus habitantes se llamaban Peregrín o Peregrina. Algunos de ellos, los más ancianos, fueron bautizados en el último cuarto del siglo XVIII.
Antiguo convento de Montán
Durante el siglo XIX, se seguirán actualizando y publicando libros sobre el santoral servita. En 1806 se publicó el Ordo divini officii, y también el fraile dominico Antonino Estaper predicó sobre la Orden servita. En 1807, fray Manuel Romeu, fraile del convento de Ampurias, pide licencia para venerar las reliquias de la Veracruz y de san Alejo, y varios años después, en 1818, se publica, en Barcelona el Ad officia propria Ordinis Servorum Beatae Mariae Virginis additio recentiorum. También se publica, esta vez en Madrid El verdadero Siervo de María o Historia del origen de los Servitas. Las monjas servitas del monasterio del Pie de la Cruz de Valencia celebraron, no solo la festividad de san Felipe, sino también la de los Santos Fundadores, la del Titular (Al Pie de la Cruz) y la de san Peregrín. En puertas de la exclaustración fray Antonio Porta predicó: Septenario predicable de los dolores de la Santísima Virgen : precedido de un sermón sobre los siete BB.PP. fundadores del Orden de los Siervos de María compuesto por Antonio Porta, y en Gerona, y tras la exclaustración de los frailes, ve la luz unos Goigs sobre san Peregrín.

sábado, 25 de abril de 2015

Fray Cristobal Sánchez de Borja



Iglesia del convento de Bolea (Huesca)
FRAY CRISTÓBAL SÁNCHEZ DE BORJA

Este valenciano, de la familia de los duques de Gandía, era hijo de Pedro y Ursula; y antes de ser fraile Siervo de María, fue fraile dominico, donde profesó el 27-7-1575 en las manos de Luis Beltrán; Canónico Regular y capellán del ejercito del Duque de Saboya.

Si bien, durante su vida, tuvo su más y sus menos tanto en la fundación del monasterio de monjas de Valencia, como en su relación con los frailes de su Orden, lo cierto es que cinco Priores generales, y entre ellos fray Angel Montorsoli, depositaron en él su confianza como Vicario suyo. Lo importante no fueron sus defectos, sino las virtudes que iluminaron a sus contemporáneos y su talante que empujó a la naciente Provincia Española (1603).

Así, parece que desempeñó el cargo de Vicario general desde 1594 (nombrado en el Capítulo general de Budrio) hasta su muerte en 1607. Y aunque no participó en el Capítulo general de 1597 (Roma), si asistió al celebrado en Roma en 1600, participando ese mismo año como Vicario general en el capítulo provincial de Provence (Francia).

En 1597 escribió al Prior general disculpándose por no haber asistido al capitulo general, ya que, según el mismo escribió, había tenido mucho trabajo fundando cuatro monasterios (el de Pie de la Cruz de Valencia en 1597, y otros tres de los que no dice el nombre); también por que el rey de España, Felipe II (1527-1598), le entretuvo en la Corte, y por enfermedad (sufría de gota).

Gaspar Escolano, cronista de Valencia, escribía de fray Cristóbal en 1610, que la Virgen lo guardó “para restaurador de su orden”, y que antes de llegar a Valencia “dejaba ya levantadas en Cataluña seis casas” (cita: San Baudillo de Llobregat, Belloch (Dorres -Francia-), Vila-rodona, Marçá, san Francisco –Santpedor- y Ampurias). De forma directa o indirecta, intervino en estas fundaciones.

Publicó en 1599 la Regla del padre san Agustín y Constituciones de las religiosas del Orden de Siervos de María de los conventos de Santa Ana en Murviedro e del Pié de la Cruz en la ciudad de valencia. (1599); y en 1600 el Officium beatae Mariae virginis de pedes crucis, desumptum ex breviario antiquo per reverendum patrem fratrem Christophorum Sanches de Borgia, vicarium genera­lem Ordinis fratrum Servorum beatae virginis Mariae.Ad usum rr. monialium sanctae Mariae de pedes crucis Valentie habitantium, necnom monachorum sanctae Annae Monvedri.

El 13 de enero de 1608, la Cámara Apostólica inició un proceso contra los bienes de fray Cristobal Sanchez de Borja, ya que  tenía noticias de la muerte extraclaustra de dicho fraile. Así conocemos que salió de monasterio de Valencia (donde residió desde su fundación) hacia Barcelona el 14-11-1607, donde murió, en casa de “Na Puig”, de calenturas el 31-12-1607. La priora (sor Ana Ortega) negó que muriera fuera de la “Religión” y que estaba “en casa particular de posada”, porque la enfermedad que tenia era grave y para estar bien cuidado y vigilado se aposentó en aquella casa mientras estuvo enfermo. Además, le visitaban sus frailes y le reconocían por su prior y por tal le obedecían hasta el día que murió.

Los muebles y bienes que había en su estancia cuando murió, según la priora, habían sido prestados por las monjas, para adorno de los aposentos y servicio de su persona, y que antes de partir hacia Barcelona, lo restituyó al convento. Destacar, entre otras cosas, la pequeña biblioteca que tenía (Una Suma de santo Thomas, un libro escrito a mano con memorias, un libro de epistolas y evangelios en italiano, un quadragessimal, un libro de vidas patrum, unos escritos de lógica, un ordinarium Barchinonense, un misal del orden de santo Domingo, un gran libro intitulado De justicia et iure), y dos cuadros: uno “al olio del señor patriarca y arzobispo don Joan de Ribera con medio cuerpo”, y otro, también al olio, “de la figura entera del padre fray Cristoval Sanchez de Borja”.

Fray Cristóbal se preocupó por la presencia de los Siervos de María en España. Y aunque no fue un modelo perfecto de religioso, trabajó, desde su pequeñez y debilidad, por construir lo que todos nosotros buscamos, el Reino de Dios.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Fases de la historia provincial

NUESTRA HISTORIA PROVINCIAL
Convento de san Miguel en Ladruñan


 Nuestra historia provincial la podríamos dividir en cuatro fases:

PRIMERA FASE: (1374-1603). Son los primeros pasos, y abarca desde los primeros contactos hasta el 1603, año en el que el Capítulo general de la Orden declara los conventos españoles como provincia. Esta primera fase, de la que tenemos poca documentación, contará con tres momentos álgidos: las “posibles” fundaciones entorno a 1376, las fundaciones de finales del siglo XV (Sagunto –1489- y Cuevas de Cañart –1497-) y la fundación de santa Matrona en Barcelona hacia 1576.

SEGUNDA FASE: (1603-1835). Aunque se define la provincia española en 1603, es en 1576 cuando empieza a implantarse con fuerza la Orden en España. Esta segunda fase discurre, como hemos dicho desde 1603 hasta 1835, año de la desamortización de Mendizábal. Durante esta fase, que será decisiva y de la que tenemos mucha documentación, se expande y consolida la Provincia española de los Siervos de María. Vivirá, aun siendo una orden pequeña y modesta en España, momentos de gran esplendor.

TERCERA FASE: (1835-1943). Tras la desamortización de Mendizábal, viene la dispersión de las comunidades Servitas masculinas. La Orden sigue presente en España gracias a las comunidades femeninas (monjas) y a los grupos de laicos (congregantes y terciarios), surgidos muchos de ellos en el siglo anterior. Destacar que tanto las monjas como los seglares mantendrán vivo el espíritu Servita. Esta fase iniciada en 1835 se prolongaría hasta 1943, año en que el Prior General de los Siervos de María aterriza en España para comenzar la “refundación” en estas tierras.

CUARTA FASE: (1943- ...)
La última fase comenzaría con la llegada de los frailes en 1943 y sus primeras fundaciones hasta nuestros días. Por fin los frailes estaban presentes en estas tierras e iniciarán una nueva etapa de su historia.

lunes, 23 de febrero de 2015

La presencia de los Siervos de María en España no se redujo solamente a conventos de frailes, sino también a monasterios de monjas y a laicos que vivieron la espiritualidad servita. Hubo conventos de frailes en Cataluña (Barcelona, Sant Boi de Llobregat, Vila-rodona, Banyoles, Empuries, Marçà), Aragón (Bolea -Huesca-, Las Cuevas de Cañart) y en Valencia (Quart de les Valls y Montán). Los monasterios femeninos estuvieron en Sagunto, Valencia y Madrid. La presencia de los laicos (terciarios, congregantes, etc.) se dio por toda la península.
 
También manifestaron el culto y la devoción a sus santos (san Peregrín Laziosi, san Felipe Benicio, santa Juliana, san Alejo, los Siete  Santos Fundadores, etc.) y a la virgen de los Dolores.
 
Todo se desarrolló a lo largo de la historia que quiero compartir con vosotros desde aquí.
 
Intentaré mostraros su presencia y las huellas que han dejado. Documentos, fotos, artículos y curiosidades que he ido encontrando.
 
Aunque es un blog (dinámico y ameno), no quiero que deje de ser serio y riguroso, por eso encontraréis referencias bibliográficas, y dedicaré alguna página a las fuentes en las que encontrar documentación. También es un lugar que se puede nutrir con vuestros comentarios y sugerencias.
 
 
Exterior Iglesia santa María de los Ángeles (Valencia)
 

¿Sobre qué tratará este blog?

La presencia de los Siervos de María en España apenas se conoce. Desde este blog quiero dar a conocer dicha historia, así como fotografías, documentos, curiosidades sobre esta orden religiosa que surgió en Italia en el siglo XIII, y que no llegó a España hasta el siglo siguiente.