sábado, 25 de abril de 2015

Fray Cristobal Sánchez de Borja



Iglesia del convento de Bolea (Huesca)
FRAY CRISTÓBAL SÁNCHEZ DE BORJA

Este valenciano, de la familia de los duques de Gandía, era hijo de Pedro y Ursula; y antes de ser fraile Siervo de María, fue fraile dominico, donde profesó el 27-7-1575 en las manos de Luis Beltrán; Canónico Regular y capellán del ejercito del Duque de Saboya.

Si bien, durante su vida, tuvo su más y sus menos tanto en la fundación del monasterio de monjas de Valencia, como en su relación con los frailes de su Orden, lo cierto es que cinco Priores generales, y entre ellos fray Angel Montorsoli, depositaron en él su confianza como Vicario suyo. Lo importante no fueron sus defectos, sino las virtudes que iluminaron a sus contemporáneos y su talante que empujó a la naciente Provincia Española (1603).

Así, parece que desempeñó el cargo de Vicario general desde 1594 (nombrado en el Capítulo general de Budrio) hasta su muerte en 1607. Y aunque no participó en el Capítulo general de 1597 (Roma), si asistió al celebrado en Roma en 1600, participando ese mismo año como Vicario general en el capítulo provincial de Provence (Francia).

En 1597 escribió al Prior general disculpándose por no haber asistido al capitulo general, ya que, según el mismo escribió, había tenido mucho trabajo fundando cuatro monasterios (el de Pie de la Cruz de Valencia en 1597, y otros tres de los que no dice el nombre); también por que el rey de España, Felipe II (1527-1598), le entretuvo en la Corte, y por enfermedad (sufría de gota).

Gaspar Escolano, cronista de Valencia, escribía de fray Cristóbal en 1610, que la Virgen lo guardó “para restaurador de su orden”, y que antes de llegar a Valencia “dejaba ya levantadas en Cataluña seis casas” (cita: San Baudillo de Llobregat, Belloch (Dorres -Francia-), Vila-rodona, Marçá, san Francisco –Santpedor- y Ampurias). De forma directa o indirecta, intervino en estas fundaciones.

Publicó en 1599 la Regla del padre san Agustín y Constituciones de las religiosas del Orden de Siervos de María de los conventos de Santa Ana en Murviedro e del Pié de la Cruz en la ciudad de valencia. (1599); y en 1600 el Officium beatae Mariae virginis de pedes crucis, desumptum ex breviario antiquo per reverendum patrem fratrem Christophorum Sanches de Borgia, vicarium genera­lem Ordinis fratrum Servorum beatae virginis Mariae.Ad usum rr. monialium sanctae Mariae de pedes crucis Valentie habitantium, necnom monachorum sanctae Annae Monvedri.

El 13 de enero de 1608, la Cámara Apostólica inició un proceso contra los bienes de fray Cristobal Sanchez de Borja, ya que  tenía noticias de la muerte extraclaustra de dicho fraile. Así conocemos que salió de monasterio de Valencia (donde residió desde su fundación) hacia Barcelona el 14-11-1607, donde murió, en casa de “Na Puig”, de calenturas el 31-12-1607. La priora (sor Ana Ortega) negó que muriera fuera de la “Religión” y que estaba “en casa particular de posada”, porque la enfermedad que tenia era grave y para estar bien cuidado y vigilado se aposentó en aquella casa mientras estuvo enfermo. Además, le visitaban sus frailes y le reconocían por su prior y por tal le obedecían hasta el día que murió.

Los muebles y bienes que había en su estancia cuando murió, según la priora, habían sido prestados por las monjas, para adorno de los aposentos y servicio de su persona, y que antes de partir hacia Barcelona, lo restituyó al convento. Destacar, entre otras cosas, la pequeña biblioteca que tenía (Una Suma de santo Thomas, un libro escrito a mano con memorias, un libro de epistolas y evangelios en italiano, un quadragessimal, un libro de vidas patrum, unos escritos de lógica, un ordinarium Barchinonense, un misal del orden de santo Domingo, un gran libro intitulado De justicia et iure), y dos cuadros: uno “al olio del señor patriarca y arzobispo don Joan de Ribera con medio cuerpo”, y otro, también al olio, “de la figura entera del padre fray Cristoval Sanchez de Borja”.

Fray Cristóbal se preocupó por la presencia de los Siervos de María en España. Y aunque no fue un modelo perfecto de religioso, trabajó, desde su pequeñez y debilidad, por construir lo que todos nosotros buscamos, el Reino de Dios.